Querida alma viajera,

Hoy, viviendo estos tiempos extraños, he decidido escribirte con todo mi ser. Con mi alma completa confieso que te echo de menos. Extraño todo, extraño los momentos en los que derrepente te activabas y me animabas a explorar posibles destinos turísticos, extraño aquellos instantes en los que juntas escribíamos en nuestra bitácora las mejores anécdotas con la seguridad de que con los años reviviríamos los mejores recuerdos.

Hoy, querida alma viajera, no podemos conquistar el mundo. La pausa  ha tenido que ser en casa; esta vez no hubo catarata, ni playa, ni montaña; esta vez no conocí a nuevas personas, pero he recordado a todas las que hasta ahora hemos conocido en cada viaje. No tienes idea de cuánto han ayudado nuestros cuadernos, nuestros dibujos y nuestras fotos. Gracias, querida alma viajera, por existir y por mantenerte aún aquí.

Sé cuánto anhelas preparar la maleta en menos de una hora, seleccionar el libro que nos acompañará en el bus o en el aeropuerto, aunque a veces ni lo leamos. Sé que anhelas  improvisar la ruta, nos asusta lo desconocido, pero nos emociona a la vez. Sé que a veces solo quieres viajar conmigo, pero otras quieres compartir con mis amigos y sus almas viajeras. Sé que ahora estás estresada y que necesitas tener un ticket comprado para motivar mis días.

Hoy, querida alma viajera, no quiero profundizar en nuestros recuerdos; seguramente reiríamos y lloraríamos al mismo tiempo, viviríamos las una y mil emociones, pero no es el propósito de esta carta. Ahora solo quiero agradecer tu existencia. Tú y yo sabemos que cuando todo esto termine, las cosas podrán ser mejores para mí, para ti, para todos. Volveremos a viajar, saldremos nuevamente a descubrir nuevos lugares, nos volveremos a perder para encontrarnos, nos renovaremos. 

Gracias por ser paciente, mi querida alma viajera. Me alegra saber que estás ahí, incluso con muchos más anhelos que antes. De alguna u otra manera, creo que esta pausa me ha ayudado a reconocer lo importante que eres para mí. Yo no te puedo asegurar cuándo, pero sé que volveremos a conectar con la ruralidad y su belleza, a energizarnos de las grandes ciudades y a maravillarnos con la arquitectura. Disfrutaremos de esos amaneceres y atardeceres que tanto nos gusta dibujar o capturar en una foto. Viviremos aventuras inexplicables con personas increíbles, conoceremos sus costumbres y sus formas de ver la vida, tal vez no serán tan distintas a la nuestra, tal vez sí.

El destino ha permitido que esta pausa nos prepare para una diferente. Gran alma viajera, estoy segura de que tendrás al menos una oportunidad más de dejar tu huella en lo más profundo de una comunidad o una ciudad. Te nutrirás de la energía que puedan ofrecerte aquellos lugares y que, a nuestro regreso, compartiremos un poco de todo a nuestra sociedad. 

Publicado por Gabi Silva

Escribo porque la memoria es ingrata. Escribo para perpetuar recuerdos que no quiero olvidar.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar